martes, 29 de junio de 2010

Partida CdHyF (20 Junio 2010)

Baltus y Wilfred encabezaron el pequeño batallón que debía investigar Dagger Rock. Unos 50 soldados de los Mannig y más de 20 de los Blackwater seguían sus indicaciones dirigidos por Ser Anthony y Ser Kevan.

El primer día de marcha transcurrió sin incidencias. La idea de los endemoniados no había asustado a los soldados, aunque conforme la aldea se acercaba la posibilidad de tener que combatir había puesto algo nerviosos a los soldados.

En Cimera la batalla ya había empezado. Alice Blackwater desplegaba sus cartas frente a Silvie y Ser Etan, quienes, tras la boda de Silvie con Ser Kevan, parecían mucho más relajados y atrevidos que antes. Darren, por su parte, hacía torpes amagos de seducir a una Alice que se tenía muy bien sabido el manual de instrucciones. Los desafíos verbales, intentos de intimidación y amenazas pasaban de unos a otros cruzando en demasiadas ocasiones la línea de la cordialidad. Por su parte, Artur Mannig, padre de Ser Kevan, agradecía a Alice su intervención en todos los acontecimientos de la boda.

La llegada a Dagger Rock cumplió con las expectativas. Desde lejos solo se veía el resto de alguna hoguera, una aldea aparentemente abandonada que dejaba como recompensa a sus visitantes cadáveres destrozados con los cuales se habían ensañado. Al acercarse los endemoniados atacaron.

Atacaban como salvajes, sin miedo ni organización contra un número que les superaba con creces. Corrían como locos, los rostros enrojecidos de furia y en algunos casos mostrando restos de espuma en sus labios. Un análisis posterior de sus cuerpos desveló que en su mayoría vestían túnicas a modo de uniformes de presos, o de reclutas.

Salían de las casas, de las ventanas, de los oscuros rincones bajo los árboles o el pozo de la plaza. Corrían armados con hachas, con espadas cortas, con cuchillos. Gritaban, provocando el miedo en algunos soldados. Pero lo hacían en pequeños grupos que eran rápidamente eliminados. Si realmente eran demonios, volvieron pronto al infierno.

El grupo de Ser Anthony, mantuvo las posiciones, defendiendo los torpes ataques y arriesgando las menos vidas posibles. El arco de Wilfred y las espadas Blackwater cometían pocos errores y dejaban poco lugar a la duda a cerca de la victoria. Ser Kevan actuaba más movido por el impulso y el ansia de gloria, avanzaban posiciones desorganizadamente y dividía a una escuadra cuyo número se vio reducido más de lo necesario. Aquellos atacantes se habían enfrentado en mayoría a aldeanos sorprendidos, ahora se las veían con soldados preparados, organizados por caballeros montados cuyas voces de mando se imponían sobre sus gritos salvajes.

En unas pocas horas todo el pueblo había quedado asegurado. Organizaron una de las casas para que sirviera de enfermería y reunieron a algunos supervivientes que habían mantenido a la vida intacta escondiéndose en sótanos y armarios.

Mientras, en Cimera, Alice veía como la presion de Silvie era cada vez más dura. Su hermano mayor, James, había desaparecido; Zoe, su curandera y amiga, había muerto; su amigo y guardaespaldas personal, Wilfred, luchaba junto a su hermano Anthony contra demonios en el norte. Solo unos pocos soldados guardaban de su seguridad. Mientras que Silvie contaba con el poder de la casa Harte allí reunido, apoyada por Ser Etan, su guardaespaldas. Sin embargo Alice consiguió culminar un trabajo que ya había comenzado Anthony días atrás. Convencer a Darren, el pequeño de los Mannig, para que se uniera a su causa, volviendo con ellos a Rocanegra para entrenarse como caballero. El Septon Moor y el Maestre Hamdan ponían sus pegas, pero seguramente Artur daría su visto bueno.

Sin embargo, ese día, algo ocurrió. Etan, acompañado de medio centenar de soldados Harte, salió de caza.

Continuará…

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